domingo, 27 de octubre de 2013

Sully


I
Eras un  niño cuando te explicaron que donar órganos era peligroso, porque pasabas a integrar una lista negra. Y entonces te marcaban, te  perseguían y mataban, para arrancártelos y traficarlos en el mercado internacional.
O cuando oíste la leyenda urbana: hombres que amanecían tiritando en un hotel, metidos en una bañadera llena de hielo, con una costura en la panza. La mina que conquistaron en el boliche ya no estaba. Sólo un mensaje con lápiz labial en el espejo, que decía: “Te acabo de robar un riñón: tenés dos horas para ir al hospital o te cagás muriendo”.
Tu viejo sentado en la punta de la mesa, escuchando la radio, odiando al sistema. Pidiendo que descuarticen a los hijos de puta que gobiernan, y que repartan sus órganos en las carnicerías, es otro recuerdo relacionado.

II
Llegaste a la plaza preguntando por “la trasplantada” y te señalaron la farmacia. No hay modo de pifiarle, es el único habitante del pueblo que recibió un órgano. No deberías saberlo, las donaciones son anónimas. Alguien vendió la información a un paparazzi y se hizo noticia.
Se llama Sully, tiene 51 años. Su cuerpo lleva el riñón de La Chacha Villagra. Tu ídolo. Por eso y sólo por eso querías conocerla. La mirás un rato y no hay conexión. No ves nada en esa señora que se asemeje a sus goles y gambetas.
El tiempo no se detuvo, la vida siguió. Sully hizo una familia. Belgrano aún compite. Vos escribís. Un joven mendocino recibió el corazón de La Chacha y todavía late. Otra niña las córneas, que le permitieron ver. El jugador se inmortalizó, robándole el nombre a un estadio de fútbol.  Se van a cumplir 20 años, de aquel fatídico balazo del 13 septiembre de 1993. Hoy viven cinco personas gracias a Julio César, unidos a él por una cicatriz invisible.

III
La Ley establece que la donación es voluntaria, pero falta solidaridad. ¿Vos donarías tus órganos? ¿Lo pensaste alguna vez? ¿Qué es lo que lleva a que la amplia mayoría se niegue a darlos? ¿Por qué la mayoría elige que se pudran en un cajón y se los coman los gusanos, a cederlos para que otros continúen viviendo?
Alejandro T. donó los de su hijita de seis años, fallecida en un accidente. Cecilia A., de 26 años, es donante voluntaria desde que sacó el DNI.  Atilio L.  es un enfermo que se pregunta todos los días “¿Cuándo me va a tocar a mí?”.

En la ciudad, hay muchos pacientes que esperan y pocas personas dispuestas a donar. A esta hora del sábado, mientras escribís, la página del INCUCAI anuncia que en el país hay 7471 personas que aguardan un trasplante que les salve la vida. En lo que va del año, en Córdoba hubo apenas 24 donantes.