lunes, 26 de diciembre de 2011

efemérides

"cuando el olvido haga del pasado una tumba,
vas a ser las flores que ya no riegue nunca,
y ojalá la amistad exista de verdad" (100% de nada, A.C)




Hoy es primero de mayo y le escribo a tu muerte.
Tu viejo está llorando, destrozado en su casa
junto a la canilla que gotea, el perro ciego y los gatos.
El resto del universo anda en otra cosa:
hoy se celebra el día internacional del trabajador,
tradición que se repite desde el siglo 19,
en honor a los caídos en la protesta de Chicago.
A grosso modo, un homenaje a los millones que agachan la cabeza
y ponen el lomo y las neuronas, de sol a sol, a cambio de billetes.

Hoy es primero de mayo, las universidades están cerradas
hasta mañana, que volverán a abrirle sus puertas
a los pequeños burgueses instruidos que polemizarán en torno a Marx;
medios de producción, ploretariado, capital, plusvalía, lucha
y demás conceptos que se repiten desde el siglo 19.

Hoy es primero de mayo y le escribo a tu muerte.
¿Desde qué siglo el verbo trabajar se asocia con la palabra dignidad?
¿De quién, de cuándo, de dónde, viene esa relación?
¿Por qué no mejor probar con el verbo morir súbitamente?
¿Por qué no acaso con el verbo fallecer antes del debido tiempo?

Pero no, no me hagan caso che, si es otra la convención:
hoy es el día de convenios colectivos
que no reconocen desgracias particulares.
Hay fiestas sindicales en la televisión,
empleos en blanco y negro, con o sin obra social,
promesas y pedidos de aumento.
Hoy es primero de mayo: a mí me da igual si es hábil o feriado,
fabrico lágrimas y le escribo a tu muerte.

Cierro las cortinas, trabo las puertas, prendo una vela,
me acuesto en mi cama y dejo atrás el afuera.
La pieza huele a cenizas y mi colchón es un sepulcro.
En esta misma fecha, años atrás, en una carretera oscura,
tuviste un segundo de distracción y te estrellaste contra un árbol;
lo incendiaste y los pájaros se fueron, te abandonaron.
Ningún trabajador de la salud logró salvarte,
no había pastilla efectiva que valiese la pena tragar.

Te fuiste a Santiago del Estero, para vender una fuente de agua
y ganarte así unos mangos; no quisiste tomarte el día.
Hoy es primero de mayo de 2011, son horas de homenajes,
el barrio casi no ha cambiado desde tu partida.
Los transas siguen sin tomarse franco, y allá, en tu esquina,
la que dejaste atrás, los chicos se amanecen aspirando cocaína.

Cada primero de mayo, desde que te fuiste a no sé dónde,
el dolor no pide vacaciones ni reclama descanso.
El dolor más bien maquina, no tiene stop
ni solicita permiso al dueño para ir al baño.
Y yo le escribo a tu muerte, ¿sabés por qué?:
porque, aunque no llegaste a leerme, escribir es mi trabajo.


Dos siglos celebrando y citando al marxismo.
Dos siglos, que son más que el transcurso de tu vida, definitiva,
y lo que quede de mi estadía.
Lejos estamos de perdurar en la memoria del mundo por doscientos años
vos y yo, de convertirnos en efeméride.
Pienso más bien en nuestra historia, sabiéndola intrascendente,
algo que poco a poco irá quedando atrás, en el olvido,
desprovista de sentido,
como las tumbas sin nombre que ya nadie identifica,
hasta desaparecer de todo rostro, rastro, imagen o discurso.

Nadie tendrá ya en cuenta nuestra infancia alegre;
las tardes corriendo alrededor de los paraísos,
con el aroma a jazmín de las florerías, las paredes que rayamos,
y esos gualichos llenos de misterio, con palomas incineradas,
que amanecían en las veredas del cementerio San Jerónimo,
y que contemplamos tantas veces en silencio, absortos,
completamente fascinados.



.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Que Fotaza




Mi viejo en sus años mozos.
Pose de niño churro, Despeñaderos, 1951.
32 años antes del mágico polvo
que me trajo a este mundo.





*

lunes, 12 de diciembre de 2011

llueve

Llueve en Córdoba, es un lunes con bendición térmica.

De todos modos, los ciudadanos no detienen su marcha: algunos desfilan con paraguas y otros haciéndose sopa, cada cual surca su propio camino.

Llueve en la ciudad, y un cambio de clima no es motivo suficiente para dejar de lado los quehaceres y las obligaciones.

Es decir, llueve, y sin embargo la infiel se escapa igual hacia el hotel; el policía acata órdenes en la comisaría; y el abogado hace sus trámites en el juzgado.

Llueve, así es, y un tal Maxi putea en la esquina porque no consigue taxi. Y Uriel, que tiene el hijito engripado, va al almacén a comprarle miel. Llueve, claro que sí, cae agua y hace menos calor, es eso simplemente.

Me encantaría no tener que ir trabajar hoy, quedarme quieto hasta mañana mirando por la ventana; tomarme el día entero, una jornada full time, exclusivamente para pensarte.




miércoles, 30 de noviembre de 2011

Alberdi, cuna y tumba

A César


I
Hoy nos juntamos con los vecinos para defender Alberdi. Antes de despedirnos – apenas un rato, porque esto no termina- colgamos un pasacalle en la puerta de La Piojera, nuestro querido teatro. Lo atamos con alambre. Mientras lo apretaba con la pinza pensaba en mi infancia, en los recovecos del barrio.

II
El Blas Parera es una escuela pública. Se ubica sobre la calle Monseñor de Andrea. La calle comienza en el puente Tablada y surca los límites del barrio, pasando por el patio trasero del cementerio hasta llegar a la avenida Colón.

En verano el río crece y los guasos practican clavados, saltando desde el puente. Se paran, se acuclillan, se ajustan bien el elástico del short, toman envión y saltan al vacío. Y el que no salta es un cagón.


III
No tengo muy en claro si viejo votó allí en las presidenciales de 1989.

IV
La escuela Blas Parera sólo enseña el nivel primario. Con el correr de los años dejaron de invitarla a las olimpíadas intercolegiales. Las otras instituciones participantes se quejaron por la edad de los alumnos que conformaban las escuadras.

Es que entre los que participaban había muchos repitentes: jugaban guasos de 14 o 15 años en los séptimos grados, algunos ya con bigotes y pelos en los sobacos. En el equipo de volley ocurría lo mismo: había chicas que ya usaban corpiños y hasta menstruaban.

Incluso, llegabas a confundir al profesor de gimnasia que oficiaba de árbitro con un jugador.Era un abuso, ganaban las medallas de prepo. Sin embargo, el reglamento los amparaba, porque eran fehacientemente estudiantes de primaria.

V
El equipo de fútbol salió pentacampeón. La última final contra el Instituto Peña fue un trámite. Al Chanta lo veían los otros pendejos y se apartaban, nadie se animaba a meterle la pata. Es entendible, protestó el cura del Instituto Peña: un guaso huesudo, de un metro ochenta y cubana, zapatillas hechas mierda y un cigarrillo apoyado en la oreja intimida a cualquiera.

Seis pepas les metió el Chanta en la final; y a llorar a la mamita con eso de las fechas de nacimiento.

VI
Todos en el barrio saben que el Chanta es muy picante para el fútbol, que se aguanta las patadas y cuando le pega al arco te funde. Los viejos del Argentino Flores lo hicieron debutar a los 13 en los torneos interbarriales. Jugaba de titular, salvo en los partidos chivos, como con Deportivo Alberdi. En esa clase de partidos, los jugadores llevan el fierro en el mismo bolso junto a las vendas y el Ratisalil gel.

Por eso lo preservaban, no por razones tácticas sino por precaución, porque seguro que a la primer falta brusca pintaba el bardo.

VII
También jugaba el Iván en aquella gloriosa formación del Blas. El Iván tiene un hermano travesti, el puto Elías, así lo nombran en el barrio. Elías fue escolta en la promoción de 1984 y jugaba de arquero; jugó pocos partidos, porque estudiaba mucho y egresó a los 11. Era un arquerazo.

No se cansaban de jugar juntos al fútbol. Armaban los arcos con ladrillos y cuando venía un auto, el que estaba más cerca de la pelota la dominaba y la jugada se detenía. Cuando el día se apagaba quedaba el arco triturado, de tantos autos que pasaron sin esquivarlo.

VIII
Fue el 14 de mayo de 1989 el día en que triunfó Menem. Los adultos iban y venían para votar. Creo que en Alberdi llovía torrencial. Acá, cuando llueve mucho, el río inunda las calles y los niños se acuestan en los cordones de las bajadas: le meten el pecho a la cascada de barro, como si fuese un hidromasaje.

IX
La lluvia borra propagandas y grafitis de campaña. En un primer momento la imaginación te hace ver que las letras tienen corrido el maquillaje, que están sumidas en llanto; después se convierten en manchas, y luego de manchas, desaparecen.

Los días de elecciones las paredes terminan meadas y vomitadas, porque en el barrio la gente vota borracha. Entonces es común ver fideos estampados contra los muros, hojas de perejil y pedacitos de tomate y choclo; o postes bañados en pis.

X
Un nuevo día se va y un tal Carlos Menem, candidato del Frente Justicialista Popular, se impone al radical Eduardo Angeloz con el 49,3% de los votos, y será el nuevo Presidente de la Nación Argentina. En el Blas Parera sacó el 46% según datos oficiales. Mi viejo le dice a mi vieja que votó por el otro candidato, mientras toman mates y escuchan los resultados del escrutinio por LV2.


XI
Se trata de un tipo patilludo que se promocionó en los últimos meses, trepado a una carreta, vestido con poncho, proclamando salariazo, revolución productiva y otras promesas. Y le pidió al pueblo que lo siguiera, que no los iba a defraudar.

Después, durante su gestión, traicionó todas sus pretensiones: privatizando todo, congelando las jubilaciones, acatando propuestas neoliberales y provocando una gran extanjerización del país.

XII
Hoy colgamos un pasacalles que dice “La Piojera es de Pueblo Alberdi”. Lo atamos con alambre. La yuta nos tocó la sirena pero no se bajaron, sabiendo que no le tenemos miedo. El viejo teatro está olvidado, pasaron varios intendentes y concejales y ninguno quiso hacerse cargo.

No le dieron importancia. Como tampoco se la dieron a la enseñanza en el Blas Pareda. En su lugar, priorizaron la educación en la Blas Pascal; porque la sociedad necesita nuevos líderes. Así enseñaron el individualismo, la frivolidad y la ley del sálvese quien pueda. En este contexto fue que guasos como el Chanta o el Iván, aprendieron liderazgo dirimiendo sus conflictos a los tiros.




jueves, 3 de noviembre de 2011

Distinción



Permítanme hacer la distinción,

porque una cosa es un sueño turbulento

y otra distinta una pesadilla.


Puede el vecino darle puré de vidrios a tu gato

y aniquilarlo, y vos allí, presenciándolo.

Sufrir la muerte súbita de un hijo mientras lo estás acariciando.

O divisar un monstruo al acecho, dispuesto a destrozarte.


Te vas a despertar de golpe, transpirado,

bajo el efecto de un susto, a lo sumo;

hasta darte cuenta, en fracción de segundos,

que nada de eso te ha ocurrido.


Pero una pesadilla, una verdadera pesadilla en cambio,

es por ejemplo soñar el día más feliz de tu pasado.


Pudo haber sido cualquier suceso:

supongamos que fue

amando de improvisto a alguien

en un hotel del Sindicato Ferroviario.


Son esos sueños, que no son sueños

sino recuerdos indestructibles,

los que horrorizan tu pensamiento

y te consumen el cráneo.


Hay quienes perciben que el único modo de progresar

es despertarse una mañana sintiéndose mejor.

Mamá no lo entiende así: dice que un buen progreso para mí

sería comprarme pronto un autito a gas.


jueves, 13 de octubre de 2011

un viaje a Casa Cuna



¡Andá a llorar a Casa Cuna!, me recomendaron, y para allá me voy.

En el A10 viajamos una procesión de infelices con destinto a Casa Cuna.

Somos un contingente de perdedores que no saben a quién diablos reclamarle sus penas.

Necesitamos una explicación, una respuesta, una razón milagrosa y sanadora.

En los antepasados, los tristes y desdichados como nosotros iban directo a llorar al Campito. Ahora ya no existen: el boom de la construcción los llenó de edificios.

Cruzamos el puente Santa Fe y ya no puedo más, quiero explotar en llanto y ser una cascada del Suquía. “Infinita Tristeza”, escribo sobre el vidrio empañado de la ventanilla. Una señora con los ojos morados, sentada a mi lado, me contiene: aguantátela nene, ni se te ocurra llorar que ya llegamos.

¿Sabe hace cuánto que no lloro, doña?, le contesto, entrecortado, como si tuviese una bolsa de nailon bailando un tango en mi garganta. Desde 1995, para ser preciso, cuando murió mi abuelo se me hizo hielo el alma.

Y rueguen que no estén de asamblea en Casa Cuna, interrumpe nervioso un tartamudo que no para de tiritar, aferrado al pasamano. Porque sino, dice, porque sino, tendremos que irnos a llorar al Colón. ¡El teatro Colón está cerrado hace muchos años por la corrupción!, grita la embarazada del primer asiento, domiciliada en un pasaje de Alberdi. El padre del bebé se borró al enterarse que la preñó, y no sabe qué hacer, está desesperada. Aprieta el pañuelo con fuerza contra sus ojos, contrae los parpados con insistencia; debe evitar que se derrame su desgracia antes de tiempo.

Ya falta menos, menos mal, se nos está hinchando la cara a todos los pasajeros. Un niño harapiento agita desde el fondo: chofer, chofer, apure su motor, en este viaje urbano nos morimos de dolor. Nos bajamos unas cuadras antes, que viene bien, para juntar un poco de aire. El chofer tiene los ojos vidriosos, la angustia lo cachetea, pero la caretea, por eso no se quita ni un segundo las gafas.

Caminamos como en patota, un tanto disgregados. En la puerta de Casa Cuna hay un quiosco de revistas. Mirá a Zaira Nara, esa si que la hace bien, dice una gorda despechada, señalando un semanario: cambia de amor a la semana, como si nada.

A esta altura, yo ya no escucho ni los ruidos del tránsito. Me concentro exclusivamente en contener el llanto, lo más que pueda. Pienso en Daniel Flores, mi ex compañero de call center. Mientras atendíamos cientos de reclamos, una puteada tras otra, en un estado deshumanizado, este jujeño grandote leía poesía, y atendía llamadas a la vez, un espectáculo real. Y lloraba: juro por Dios que mientras en su box atendía, leía poesía y lloraba. Cómo no acordarme de vos, en éste, el momento de mayor sensiblería que atraviesa mi vida.

Antes de entrar al hospital, y al fin llorar (que es lo que más necesito en este día), me acuerdo de vos Daniel, de cuando soñábamos ser periodistas, y así poder denunciar la explotación campesina en los ingenios de tu querido pueblo de Ledesma.

Me acuerdo de vos, y de la moraleja que me dejaste, en aquel poema de la laguna de los cisnes: La gente hace sus propios cálculos, hermano, y una lágrima mía nada importa.

miércoles, 5 de octubre de 2011

una mueca

Te vas

y cada paso que das me ahueca,
a quemarropa,
a medida que te alejas.

Vuela una lágrima pasajera;
entre la gente se cuela
y puede herir a cualquiera.

Una bala angelical
eso es tu despedida;
me consuela saber
que viaja directo a mí.

Te vas
y mientras desvanezco me pregunto:

¿adónde irá a parar
lo que dejás escapar
como si nada sucediera?

Te vas
sin rumbo

y caminar por la peatonal
es patear un tablero de ajedrez;
me consuela saber
que te fuiste y yo caí.




jueves, 29 de septiembre de 2011

Oda a Roberto Galán





Te conocí y fue tan hermoso
que en Córdoba llovía.

Yo quería ser tu novio,

te prometí vida de sobrio,

no cumplí,
fue tan obvio.

Y ahora no me puedes ni ver, mujer

ante tu lente soy apenas un microbio
que te ama.


martes, 27 de septiembre de 2011

No te lo puedo creer…

¡la puta que lo parió!,

me la quiero hachar,

decía el almacenero

cuando entré a comprar.


Le amaneció el suelo

enchastrado con jugo de sandía.


De tan madura se resintió la fruta

y una herida se le abrió.


Se desangró lentamente durante la noche.


Hace tres horas que está fregando

sintiéndose un pobre guaso

y el almíbar no se le quita.


Y para colmo, la gorda que da

mandarinas de vuelto,

vos mirá si será culiada,

no lo ayuda ni bosta.







lunes, 19 de septiembre de 2011



Corrí hasta acá trapeado, tambaleando en la madrugada, con la mugre del viento lijándome la geta. No hay ascensor en el monoblock, hay que subir por escaleras, y en el segundo piso me topé con la maceta. Anestesiado, la imaginé de chocolate y quise masticarla. Y fui feliz por un instante, como se ponen las minitas depresivas, cuando se miman con chucherías en el shopping.

Hunté mis dedos en la tierra: estaba crocante y estancada, sin lombrices ni plantas. Apenas un ovillo de raíces crujientes; duras y muertas, flotando como una isla, que no servían ni para adorno.

Se ve que en la mudanza, los inquilinos del 2°B la olvidaron en la puerta, se la quisieron sacar de encima o no les entró en el flete.

La metí en mi departamento sin avisar, cuidadosamente, escabulléndome en la oscuridad del palier, fichando que nadie me viera. Me chupa un huevo si el del consorcio mañana agita que soy el sospechoso, me digo, mientras me sirvo un sorbo de vino y me agarra hipo.

La observo de nuevo, esta vez detenidamente: la tierra no es inservible, carajo, sólo atraviesa un mal momento, al igual que yo. Para recuperarla le tiro agua con una jarra. La revuelvo, la ablando, le aplasto con paciencia los grumitos.

El lunes iré al vivero a comprarle una bolsa de fertilizante, para estimularla.

Apago la bulla del musiquero, voy a bajar las persianas para intentar dormir. Un día de estos, cuando me sienta más entero, voy a ponerle una linda palmera; y la maceta abandonada, me va a quedar como nueva.

sábado, 10 de septiembre de 2011


Es miércoles. Un guaso se come el viaje de hacerse un test de VIH, gratis, en Santa Rosa 360.

Baja las escaleras hasta la sala de espera. Le hacen llenar un formulario, parece un cordero tiritando. Aguarda sentado y el forro de la silla le hace transpirar el culo. Quiere pensar en otra cosa. Mira el potus que cuelga en la ventana, el folleto informativo, otra vez el potus, de nuevo el folleto. Frota un bolígrafo bic sobre los callos de las manos.

Desde el pasillo una doctora lo llama con voz recia. Lo hace pasar al consultario, lo felicita por animarse, le da una charla educativa. Si lo detectás a tiempo parás la bronca, se vuelve una enfermedad crónica, le explica. El sexo oral contagia, es tan riesgoso como la pija entrando pelada, le dice. En realidad, lo dice con un lenguaje más prolijo, lo escribo de otro modo con fines pedagógicos. Pero te contagiás, le dice, si tragas leche o flujo te contagiás.

Después le hace un simulacro de cómo hay que cuidarse en esas circunstancias: le retirás la argolla a la punta del condón y lo abrís hasta que quede como un paño.

Eso lo usas de pantalla, ¿entendés? Lo estiras sobre la concha así, como cuando estirás una toalla sobre la playa, y pasás la lengua a tu manera por encima de la capa; de paso te evitás la fragancia a vieja del agua muerta.



jueves, 8 de septiembre de 2011

las cosas

Humilde crónica la del bondi feliz.


Una mañana gris

su conductor lo abandonó.

Lo dejó tirado a la vuelta de mi casa

y no volvió más por él.


Pero las cosas no se pierden

(tan sólo cambian de dueño),

por eso fue adoptado por los vecinos

y ahora es patrimonio barrial.


El bondi no es

chatarra

basura

ni estorbo para nosotros

los de barrio Observatorio.


La gorda del almacén,

que da mandarinas de vuelto,

dice que pervertidos lo usan de bulo;

mientras la escucho, cierro los ojos y me ratoneo un cacho.


Los pibes lo usan como arco

y juegan al 25

y el que pierde paga la coca.


El martes

pasé eufórico por ahí y la vi,

más redonda que nunca,

perfectamente acomodada.


Como soy más grandulón la medí sin permiso

y le entré chancha, con precisión, abajo a un costadito,

donde un portero jamás llega.


Me parece que el arquerito se quedó medio asustado porque le fundí.

Yo me fui corriendo a casa: me sentía Riquelme.



miércoles, 7 de septiembre de 2011

Test laboral






“¿Qué harían Leonardo, Mozart, o Baudelaire? La siniestra respuesta es absolutamente nada. Si


no se adaptasen a las nuevas reglas del mercado contemporáneo, no tendrían trabajo”.


(Canclini, Néstor García).




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Pasó la primera selección

Y varios seguíamos en carrera

por el puesto de trabajo.


A una gorda la descartaron de plano

por no estar a la medida de la empresa.


Un jujeño quedó automáticamente fuera

en el dibujo del hombre caminando bajo la lluvia;


la lapicera no le anduvo y pidió que se la cambien por otra.

Error.

La analista consideró que se trataba de un:

-inconforme

-dependiente

-débil

-incapaz de sobreponerse a situaciones difíciles.

-elemento negativo para el clima laboral.

- encima, morocho.



El turno me llegó y entregué mi ilustración.


La examinó un minuto y comenzó el cuestionario:


- A usted: ¿le gusta circular bajo la lluvia,

casi desnudo, libremente?


-Sí.


- ¿Se exhibe ante la aldea sin vergüenza,

le oferta lo que tiene por monedas?.


- Sí.


-Y dígame: a veces, a cambio de afecto,

¿se entrega gratuitamente?


-Sí, señora.


-Entonces /clamó la terapeuta /

no hay otro resultado que el siguiente:


usted tiene perfil para ser puta, caballero


(o poeta, si prefiere).








domingo, 21 de agosto de 2011





Comparto el sentido de Facundo Cabral, el poeta.

A mí tampoco me dice nada que se haya caído un avión

ni lo que declaró el presidente de Estados Unidos hoy;

a mí me importa en dónde estoy.


Si el mundo es una piñata amangando a reventar

que sea mi mente una bolsa de sorpresitas.

Que escupa mi corazón cotillón al aire.

Que menos sea más en mis retinas

y un acto sencillo me llene de asombro.


Deseos mínimos para sentirme vivo.


Deseo que hoy trepe la tapia un amigo,

desde una pila de escombros,

y le arranque un limón al árbol del vecino.


Que se haga el superhéroe

y traiga un cítrico a la mesa.


Que alguien venga y me rescate,

en este día triste,

de atragantarme con una milanesa seca.





miércoles, 17 de agosto de 2011













Anteayer

desde la ventanilla de un Duna Break
-al mejor estilo cordobés-
un guaso me grita:
“que bufandiiiita… Harry Potter…”

mofándose de mí
de esta miopía atroz
de este suicidio a la moda
que soy y seré.

Me dieron ganas
de patearle la puerta
echarle un gallazo
revolearle una baldoza
mandarlo a la concha de su madre

pero era al pedo

por astucia
picardía
espontaneidad
valentía
a los laureles los tenía bien ganados
en esta cruel batalla.

Un triunfo indiscutido,
inobjetable.

El semáforo cambió a verde
y cada cual siguió su rumbo.

Volví a mi casa abatido,
pateando bolsas de basura
como un perdedor hermoso.





lunes, 8 de agosto de 2011

cordobesismo
















Che manga de culeados

el "Cordobesismo"

no da ni asco

o-co-te da

O sea

no levanta el upite

es un pinchilón

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Adivinanza al 43%:

¿saben que tienen en común

José Manuel y Don Corleone?

Son III capítulos

de un sucio Clan

que día y noche te la pone.









viernes, 29 de julio de 2011

Un dato: en el Monumental,
en época de carnaval,
disfrazate de indio y entrás gratis.
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A finales de los ´90 voy con Lucía
–quien por entonces era mi novia-
a la presentación del disco El Agite de la Mona,
en el Monumental Sargento Cabral,
de la República de San Vicente.
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El baile está hasta las manos, no cabe ni un escarbadiente.
De golpe, Lucía cae desmayada en medio de la pista,
entre miles de personas y cajas de vino arremangadas que chorrean.

Se abre de inmediato
una ronda de bailarines comedidos
que merodean alrededor de su cuerpo tirado.

Segundos después, como una flecha,
un gordo muy grandote hiperamable
( de barrio Yapeyú, dos metros, 180 kg.)
la rescata y se la lleva en andas,
como un superhéroe,
y la deja en la puerta para que tome fresco
y recapacite.

Fin del baile.
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A la semana siguiente
voy caminando solo por Santa Fe camino al Estadio del Centro,
la calle está iluminada con luces de patrulleros.

Antes del puente, un tipo con gorrito de lana
y sobretodo de cuero me intercepta
y es hasta hoy lo más parecido que vi a un Ángel negro.


Con una voz muy parecida a la de Munra,
“el inmortal”, malvado de los Tondercats, me pregunta:

“ che pibe, ¿se encuentra bien tu novia?”.

Yo me quedé de cara: era Bam Bam Miranda,

lo había observado todo desde el escenario.
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lunes, 25 de julio de 2011

no me gusta


Mi casa queda enfrente del colegio Copérnico.
El guaso que vive conmigo se levantó recién a la una de la tarde.
Entró a mi pieza en calzoncillos.
¿Hoy es feriado?, me preguntó.
Miré la fecha en la pantalla de la computadora.
Algo desconcertado.
¿Feriado?
Es que no veo a los pendejos de la escuela, me dijo.
¿O están de paro?
La verja está desierta.
Hoy no la escupen ni la grafitean.
No dejan cáscaras, cocas vacías,
colillas regadas ni restos de sanguches.
Está cerrado por luto.
No lo leí en el diario, me contó todo el quiosquero.
Que el alumno tenía 13 años.
Que lo mataron de un balazo en la cabeza.
Que fue una pelea entre barritas a la salida de un baile.
Y que se convocaron vía Facebook para reventarse.


viernes, 22 de julio de 2011

Queridos cordobeses



por una Córdoba más mejor
DE LA MOTA GOBERNADOR
-------2011-------------

jueves, 9 de junio de 2011

políticas públicas y editoriales


Durante los años noventa, con un fuerte impacto de la economía sobre la cultura, se fortalecieron las llamadas “industrias culturales”, lo que produjo una polarización de la industria editorial en la Argentina. Así, se favoreció a la concentración y al dominio del mercado por parte de las grandes empresas de capitales internacionales, que establecieron sucursales en el país y cuyos responsables no se asumieron como agentes de la cultura (esto, en tanto no manifestó políticas culturales que excedieran la lógica del mercado).
Sin embargo, en los últimos años surgieron emprendimientos menores que proponen una lógica alternativa a la predominante.
Para revertir la situación, anteriormente expuesta, se vienen gestionando espacios colectivos de producción editorial en el interior del país, a los fines de dotar de un nuevo sentido a la política pública sobre la actividad cultural. Un sentido que no se rija estrictamente por intereses económicos, sino que además, y por sobretodo, se piense como una herramienta de construcción social.
En esta sintonía, cabe considerar la posibilidad de establecer una política pública verdaderamente accesible a toda la comunidad, y que no provenga necesariamente del sector gubernamental, sino de la propia ciudadanía.
Por ello, desde el colectivo Libros Son se están iniciando gestiones para participar nuevamente de la Feria del Libro de Córdoba; con la intención de utilizar el espacio público del Cabildo Histórico para promocionar, difundir y comercializar las creaciones locales y de otras provincias del interior durante los días que dure dicho evento.
Asimismo, hay un proyecto sumamente interesante de intervenir próximamente en otros espacios como la Casona Municipal, con actividades y exposición permanente.
Sin dudas, otra buena noticia para celebrar.


Ilustración de Pablo Cánepa

martes, 12 de abril de 2011

Hielo para todos


A escasas cuadras del Patio Olmos, sobre la Montevideo, un kiosquero vende botellas congeladas por la módica suma de $3. Otra brillante alternativa tendiente a combatir las prácticas monopólicas de las empresas líderes, en este caso, la de Friquito.
El valor promedio de una bolsa de Friquito oscila entre los $10 y los
$12 en las estaciones de servicio. Un valor desproporcionado si se considera que se trata apenas de agua corriente condensada por la baja temperatura. Y, más aún, tomando en cuenta que desde Friquito aumentaron sus precios considerablemente durante los últimos meses y que, en contrapartida, disminuyeron la cantidad de su producto: hoy una bolsa de Friquito tiene el tamaño de un sachet de leche, conteniendo cuatro o cinco hielos locos, que no alcanzan ni para deshinchar un tobillo torcido.
Como para que el consumidor visualice los beneficios de reemplazar la bolsa de hielo por la botella congelada, en su vida hogareña, expondré los números. Porque como bien dijo Cristina, “los números en economía tienen un profundo significado”:
Una botella congelada de litro y medio rinde holgadamente para un par de cajas de vino con gaseosa. El consumidor ahorra alrededor de 75% de su dinero.
Dos botellas congeladas garantizan la ingesta a gusto de una botella entera de fernet con coca. Ud. se ahorra entre el 40 y el 50% de su dinero.
Aprenda a defender su bolsillo señor consumidor y ayudará a combatir el abuso incesante de las grandes corporaciones.

viernes, 25 de marzo de 2011

No es lo mismo


Bajo el principio de la novedad

la ciudad garantiza modernas calamidades.

En el Neverlad del Dino

la calesita no tiene sortija.


Y no es lo mismo.


Con un boleto de calesita sin sortija

se accede a dar un paseo en caballito luminoso,

es cierto,

pero los sueños allí se vuelven inalcanzables,

los caminos imposibles,

las ilusiones se vomitan porque se marean

y en huelga permanente están los monstruos

imaginarios, multicolores.


Por eso, haga el favor de dimensionarlo (urgentemente), señor padre,

y defienda el derecho de su niño en Defensa del Consumidor,

pues una sortija es mucho más que un fortuito manoteo,

mucho más que engancharse una argolla entre los dedos.


Es nada más y nada menos que la posibilidad del paso libre,

la rienda suelta, hacia un periplo nuevo.


Con un boleto de calesita sin sortija

se puede seguir dando vueltas y vueltas al compás de la música,

es cierto,

pero la música allí no es sino una sumatoria de ruidos aturdidos,

el recorrido circular es rutinario,

los pasajeros van desorientados, desesperanzados.


Es evidente que no será jamás lo mismo pelear sin cesar por otra chance

a viajar en la apatía de una muerte anunciada.


Con estos cambios drásticos, el niño sabe de antemano que el acto es ordinario.

Se limita simplemente a permanecer sentado, girando unos minutos,

hasta que el sonido se corte,

las lucen se apaguen, el galope se detenga.

Y luego a otra cosa mariposa.

Por eso, si de algo estoy seguro,

es que una calesita sin sortija no puede otra cosa

que la perversa creación de una persona espantosa.


Porque, ¿qué otra cosa es una sortija sino justamente eso,

las energías apostadas en la fe de una revancha,

la dignidad de no rendirse ante la vorágine,

el heroico intento de luchar por la resurrección?


Entonces, señor padre, no se quede de brazos cruzados,

al menos, exíjale al calesitero alguna clase de explicación.

Pregúntele:

¿a qué corresponde tan aberrante abolición?


Hagalo por los niños, ahora que son niños.

Que después las ganas se nos esfuman en la vida adulta.

En el reclamo de un aumento,

en el desvelo del anhelo,

en la contaminación diaria del alma,

en el dejar de jugárnosla por miedo,

por miedo a ensuciarnos;

y en todo el tiempo que pasamos

inútilmente

calculando las secuelas.


a Mateo.





martes, 22 de marzo de 2011

Señor del hotel


Señor del hotel,

ella no va a venir


¡devuélvame el dinero!

me marcharé de aquí…


¡Gracias por la atención!

Le entrego su propina


y si lo vuelvo a ver

será con otra mina


y será por placer

tan sólo por placer…


Ésta es la última vez

que vengo por amor.


Señor del hotel,

¡devuélvame el dinero!


Perdí mis esperanzas

por ella ya no espero


Señor del hotel,

sepa usted comprenderme:

¿de qué sirve la pieza

si ella no viene a verme?


Y ya que me pregunta

¿Qué siente usted por ella?:

¡pues mucho más que un turno

de un telo dos estrellas!


¡Gracias por la atención!

Le entrego su propina


y si me vuelve a ver

será con otra mina


y será por placer

tan sólo por placer…


Ésta es la última vez

que vengo por amor.





miércoles, 16 de marzo de 2011

Planificación urbana


Giacomino plantó palmeras en los canteros del Bv. Illia,
para adornar una ciudad inhóspita que se cae a pedazos.
Luis Juez va a decir que poner palmeras en una ciudad mediterránea queda "desubicado como caballo arriba del techo".
Squiaretti legitimará argumentando que las palmeras son signo de vanguardia y progreso.
Las observás al pasar
-como ganado vas adentro del bondi- y no te sentís ni ahí en Miami.

viernes, 25 de febrero de 2011

Dos (un par)


“¿Cómo saber lo que seremos, sino sabemos lo que somos?” (El loco, khalil Gibrán)


Ángel perverso,

que me devoras

sin ensuciar la servilleta


que escribes la verdad,

corriges la mentira,

y borras la diferencia


que juegas a forzar

las piezas del rompecabezas


que todo revuelves y nada resuelves


Ángel maldito,

vigilas al destino

lo crees tu enemigo


adicto a las recetas,

revelas la epidemia

en tus visiones futuristas


coleccionista de excusas

(de las que siempre abusas)


¡Oh, ángel! Si eres tan perfecto:

¿Por qué en un dulce ves hormigas?


Ángel siniestro,

que reduces el espacio

al tamaño de la habitación

y escarbando nubes

y soplando cenizas

me mimas y me insultas a la vez


¡tengo una duda ángel!

abriéndote caminos

tragándote las llaves

¿eres esclava libre o princesa presa?


Ángel difuso,

que finges no tener dueño

que a todo le haces caso omiso


Eres del miedo,

quién te propuso compromiso

y aceptaste


que callas lo profundo

que gritas superficies


¡Oh, dime ángel!

¿quién inocente y quién culpable?


Ángel preciado,

si al mismo tiempo me contradigo,

me embriago en tu cinismo

y cuando escribo,

no sé si muero o sobrevivo

a nuestro abismo


Ángel te odio,

¿acaso no lo ves?

jamás seré un poeta

-de los de veras-

(me falta pulso

me sobran lapiceras)


¿acaso no lo ves?

para saber si es estrella o polvo

hay que ensuciarse en el lodo


y no conozco otro modo

que aquella regla del vale todo


con una sola excepción:

está prohibido abandonar.